"Hice la batalla del Ebro en alpargatas y sin cartuchera"

JOAN GUASCH MARTÍ que cruzó el río Ebro la medianoche del 24 de julio de 1938

por VÍCTOR-M. AMELA
LA VANGUARDIA - LA CONTRA - 23/07/2009


Joan Guasch habla y solloza. Mientras vivan, entrevistaré cada julio a alguno de aquellos niños de 17 años enviados por sus gobernantes al matadero más sangriento de la historia de España: la batalla del Ebro. Chicos que - quinta del biberón-caminaron en alpargatas hacia el terror y la muerte, como el payés Joan Guasch, desprevenido mozalbete que regresaría un año después a casa sin pierna y con la juventud desgarrada. ¿Les hemos compensado? A Joan le ofusca el infamante olvido que cubre los huesos de tantos de sus compañeros esparcidos por bancales y barrancos de la Terra Alta: pasados 71 años - ¡33 de ellos en democracia!-siguen aflorando cráneos entre las piedras. Qué vergüenza.


Tengo 88 años. Nací en Joncosa del Montmell (Tarragona) y vivo en Sant Just (Barcelona). Fui payés y obrero en una fundición. Casado 58 años con Pepita, estoy viudo. Tengo tres hijos y cinco nietos. Soy demócrata republicano y católico. Perdí una pierna en el Ebro

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Subimos ocho por barca ¡y a remar! En diez minutos cruzamos el Ebro. Era la medianoche del 24 al 25 de julio de 1938.

Mañana hará 71 años.

Yo tenía 17 años, calzaba alpargatas y no tenía cartuchera: las balas las llevaba en un pañuelo...

¿Tanta era la precariedad republicana?

Movilizados en abril, los de la quinta del biberón no sospechamos que nos enviarían a primera línea de fuego: salimos de casa sin nada. Y a los pocos días nos daban granadas ¡y a morir al frente de Lleida! Nunca habíamos visto una granada, y llorábamos...

¿Lloró usted?

¡Collons,si lloré! Allí murieron muchos. Y luego, a pie hasta el Ebro... El día que cumplí 18 años ya me faltaba una pierna.

¿Cómo fue?

El8de septiembre salí de la trinchera, avancé, me cayó un obús de mortero en el pie, estalló y caí al hoyo de la explosión con la pierna destrozada. ¡Y tuve suerte!

¿Por qué?

Porque en la trinchera vecina había dos sanitarios: me cortaron la hemorragia y me evacuaron. Sin ellos, me habría desangrado, como tantos que esos días vi morir alrededor, que gritaban: "¡Mare, mare...!". Horrible...

¿Dónde sucedió eso?

Biberón de la 3. ª división, 31 brigada mixta, crucé el Ebro a la altura de Riba-roja y luego caminé toda la noche y parte del día siguiente, sin resistencia, hasta el cementerio de La Pobla de Massaluca. Y allí, el infierno...

Allí hirieron a mi tío el 1 de agosto: quizá iba en su misma brigada…

Disparaban desde el pueblo, la artillería, disparaban los aviones franquistas... Ya todo fue defendernos. Y me pica un misterio...

¿Qué misterio?

¿Por qué no nos ordenaron volar la carretera de Aragón a Gandesa? Era factible. Pero no llegó tal orden. ¡No lo entiendo! Y nos dejaron allí, cayendo como moscas...

Es la guerra...

Sí, pero nuestros gobernantes charlaban en la ONU sabiendo que estaban aplastándonos y que la intención de Franco era exterminarnos... ¡Éramos carne de cañón!

Aguantaron ustedes mucho...

Daba pena ver en el aire a nuestros aviones: dos moscas contra un montón de aviones nazis e italianos. Pobres. Y nosotros, sin vehículos acorazados, ¿cómo íbamos a avanzar?

¿Y qué hicieron?

Trincheras y resistir. Y ellos nos machacaban a obuses, balas, bombas y metralla, y nosotros, agazapados. Cuando paraban el fuego, avanzaba su infantería: ¡los moros! Entonces nosotros salíamos y los moros retrocedían... ¡No eran tan valientes si no lo veían claro, ja! Y otra vez llovían bombas...

¿Ha vuelto allí donde dejó la pierna?

Fue en la línea de trincheras entre La Pobla de Massaluca y Vilalba dels Arcs. Iré ahora.

¿Usted quería ir a la guerra?

No. Era de familia payesa, trabajaba en el campo desde los 8 años, de sol a sol. Yo sólo quería estar con mi familia y poder comer.

¿Cómo fue la despedida de la familia?

Llantos y drama. Y eso que todos pensábamos que iba a volver a los pocos días...

¿No pensó en desertar?

Había orden de disparar por la espalda a quien no avanzase o quisiera escapar. Vi a un compañero muerto de un balazo en la nuca... Pero otro, de mi pueblo y de derechas, logró cambiar de bando, como quería.

¿Dónde le llevaron tras evacuarle?

A una cueva hospital, y luego a Tarragona. Me dieron la extremaunción: me moría. Pero sobreviví. Y cuando bombardeaban Tarragona, nos evacuaron a Barcelona.

¿Y qué hizo cuando Barcelona cayó?

Pude quedarme en casa de unos familiares, pero temí comprometerlos. Así que me uní a unos evacuados en ambulancia.

¿Adónde fueron a parar?

A la frontera francesa. Allí vi niños morir de frío en brazos de sus madres... Era enero, estábamos bajo cero y sin comida, y aquellos senegaleses dándonos culatazos...

¿La guardia fronteriza francesa?

Sí, vigilantes de los campos donde nos encerraron. ¡Qué mal nos trató Francia...! Todo el mundo nos ha tratado muy mal...

¿Qué quiere decir?

Decidí volver a España al entrar los nazis en Francia: entendí que un cojo mal podría escapar de los nazis. Y aquí todo fueron miserias, hambre, maltratos, humillaciones...

¿Qué le viene ahora a la memoria?

En mi pueblo la gente me evitaba, nadie me daba trabajo. Y el baile, donde los jóvenes se relacionaban, era mi tortura: yo era un pobre cojo... Me apartaba a llorar a solas...

¿Nadie se compadecía?

Un día me aconsejaron ir a auxilio social. Fui, ilusionado..., y me echaron a patadas e insultos: "¡Rojo de mierda, lárgate de aquí!". ¡Rojo de mierda! ¿Qué les había hecho yo? ¿Me querían rojo? ¡Pues muy bien: soy rojo!

Llora usted...

Es que lo he pasado muy mal... Al final tuve que venirme a Barcelona, al peor puesto de trabajo en una fundición, de pie sobre una pierna y expuesto a vapores venenosos, durante años... Me sorprende estar sano. Y al fin llegó la democracia... y ¡lo mismo!

Hombre...

He luchado mucho en favor de la liga de mutilados y viudas de guerra... ¡Nos han echado migajas! La democracia no se ha portado bien. Carrillo y los de arriba se vendieron por unas lentejas, y la carne de cañón no hemos tenido los respetos que aún nos deben.